lunes, 21 de diciembre de 2015

El Poder del Maestro en el Aula


Quiero compartirles los pensamientos de la Tía Victoria, como cariñosamente solía llamarle, quien fue una mujer sabia, poseedora de un corazón temeroso de Dios, pero sobre todo una maestra comprometida con sus alumnos.  Tuve el maravilloso privilegio de conocerla y aprender de ella durante mis años de servicio como maestra.

He llegado a la terrible conclusión de que soy el elemento decisivo en el aula. Es mi actitud personal que crea el clima. Es mi ánimo que hace el ambiente. Como profesor(a) tengo el tremendo poder de hacer la vida de un niño miserable o feliz. Puedo ser instrumento de tortura o de inspiración. Puedo humillar o exhortar, herir o sanar. En toda situación es mi reacción que decide si una crisis es superada o frustratoria, y si un niño es humanizado o deshumanizado.”

Cada mañana antes de entrar al salón de clase tomemos unos minutos para meditar en estas hermosas palabras y hagámonos eco de la misma.

 Autoevaluémonos a ver si realmente estamos siendo de bendición para nuestros alumnos, y que Dios nos libre de lo contrario; porque en el futuro veremos nuestra semilla germinar en cada uno de ellos y es cuando nos daremos cuenta si hicimos un buen o mal trabajo.

Como maestros tenemos una gran responsabilidad en nuestras manos no la desperdiciemos.

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